El lugar ha sido Rodellar, un pueblo de Huesca. Estuvimos en un apartahotel recién estrenado muy cómodo y en un paraje incomparable. Pudimos hacer excursiones y bañarnos en el río.
La experiencia fue de lo más divertida, con imprevistos, anécdotas, partidas de póker y muchos chistes. Creo que me atreveré a repetir otro año.
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